sábado, 25 de octubre de 2008

Consecuencia

Una vez un ciervo estaba acongojado, se sentía mal consigo mismo, y se escapó de sus labores habituales porque quería un rato de soledad para tratar de sentirse mejor. Salió a caminar, lo hizo horas y horas, hasta que llegó a un pueblo que no conocía, se entretuvo un poco viendo las construccioens diferentes y el modo de habitar que se empleaba en este lugar, pero en cosa de momentos la inquietante sensación volvía a angustiarle, buscó un lugar sombrío y al cabo de un rato siente que le tocan el hombro, Era una Gaviota de mediana edad que le preguntó porqué se le veía tan triste, y el le respondió que se sentía mal porque había perdido un valor o adquirido un defecto y no sabía cómo había pasado, se sentía inconsecuente, que había declarado cosas sintiéndose muy seguro de aquello y luego de un tiempo estaba pensando y haciendo lo contrario, y no sabía porque le pasaba esto, y peor se sentía cuando se lo hacían saber. La gaviota lo escuchó serenamente y le dijo que cerca de la bahía conocía a un anciano sabio que quizás tendría una explicacón para lo que a él le acongojaba. El ciervo accedió a la invitación y emprendió un largo viaje a la costa, al llegar el ciervo vio una enorme roca con una bella y radiante casa en su punta. y subieron por un armónico caminito, al llegar un anciano pelícano de afable carisma los recibió. Luego de escuchar atentamente al joven ciervo este le dice: -Esto que te sucede es natural, nadie nace sabiendo toda la verdad, ni pensando todo lo correcto, paso a paso uno se va puliendo con sus circunstancias de vida, quizás fuiste muy enfático en asegurar cosas a muy temprana edad sin considerar que te devenía toda una vida de experiencia y vivencias, pero hay un valor en lo que te ha pasado siempre hablaste y actuaste de acuerdo a lo que razonabas y sentías, necesitabas también plasmar lo que absorvías del mundo en una opinión, Fuiste consecuente en eso, ahí hay una consecuencia-. Al siervo le afloró una emotiva sonrisa, y se despidió con agradecimiento. volvió sereno y contento porque en el trayecto también había ganado una amistad.